La historia relata la vida diaria de Moncho o Gorrión, un
niño con problemas respiratorios que se incorpora a la escuela tarde. Aunque al
principio es reacio a asistir a la escuela porque como bien le han dicho, los
profesores pegan, Moncho va a entablar una bonita relación con su profesor, que
lejos de maltratar a sus alumnos es
comprensivo y flexible con ellos.
La forma de enseñar, la cercanía y la forma de tratar con
sus alumnos hará de Don Gregorio un profesor cuyos métodos resultaban raros en
aquella época.
La caída de la Republica va a suponer un final muy duro en
el que podría decirse que a pesar de todo, las buenas influencias siempre
perduran y los posos dejados por las personas coherentes quedan en el fondo de
las personas para poder volver a aflorar. Como decía don Gregorio en su
discurso el día de su jubilación:
“…en el otoño de mi vida yo debería ser un escéptico, y en
cierto modo lo soy, el lobo nunca dormirá en la misma cama con el cordero. Pero
de algo estoy seguro, si conseguimos que una generación, una sola generación,
crezca libre en España, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad. Nadie
les podrá robar ese tesoro”
Me adscribo al verso de Don Gregorio para afirmar que
probablemente lo más importante que podamos enseñarles a día de hoy a los niños
es a ser libres, a aprender a pensar, a ser críticos, pues hoy más que nunca
las posibilidades y los medios que hay para manipularnos son muy elevadas.
Hay que enseñarles a ser libres y a ser felices, por eso
desde mi posición creo que poder enseñarles que una decisión no te condiciona
para toda la vida, siempre hay tiempo para rectificar, para cambiar de rumbo,
para ser lo que de verdad quieran ser, aquello que les haga felices.
Me gusta mucho lo que dices, opino lo mismo que tú, hay que enseñarles que no todo lo que nos rodea es real, y que todo es fácilmente manipulable. Por eso hay que enseñarles a pensar, a ser críticos, a que decidan, enseñarles que los errores son buenos...Creo seriamente que esto es primordial.
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