Los libros blancos son una forma
de dar a conocer a un nivel entendible por la mayor parte de la población la
opinión y el estado general de temas de actualidad. Son forma de presentar la
problemática que se está experimentando en ciertos ámbitos y al mismo tiempo de
darles una serie de soluciones.
El libro Blanco sobre la
profesión docente es desde luego un documento necesario ante la inexistencia de
otro tipo de regulación mayor como sería un Estatuto General de los
trabajadores. Parece realmente triste el hecho de que algo, tan importante como
la profesión educativa no tenga documentos de mayor rango para regularse.
Con un simple vistazo a sus
propuestas es posible observar que las soluciones propuestas no vienen dadas de
la nada, sino que este conjunto de expertos ha llevado a cabo una investigación
base muy profunda con el fin de conseguir la solución más acertada. Este hecho
hace muy difícil encontrase en completo desacuerdo con alguno de los puntos
defendidos, si bien es posible diferir en alguno de sus matices. De este modo
empezaré señalando aquello con lo que no concuerdo por completo por el autor
para así acabar hablando de lo bueno y quedar con un buen sabor de boca.
En el punto duodécimo, aunque
estoy completamente de acuerdo con lo propuesto por el autor de la disposición
de departamentos de orientación desde la educación infantil, con el fin de
detectar alumnos con problemas en edades precoces difiero en la manera en que
lo enfocan. Creo que en este sentido, es mucho más importante que el propio
profesor de los niños este formado con las capacidades suficientes para
detectar este tipo de problemas en lugar de que sea el orientador, quien por
medio de entrevistas tenga que percatarse de ello. Si bien es posible que este
desacuerdo se deba al hecho de que estamos acostumbrados a que el número de
niños que dependen de cada persona encargada de la orientación es abrumadora a
día de hoy y que con un mayor número de profesionales, este trabajo sería más
viable.
No hay, como bien he dicho antes,
ningún punto con el que pueda decir que no concuerdo en opinión. Y estoy
especialmente de acuerdo, aunque a día de hoy sea una lástima tener que seguir
defendiendo esta postura la necesidad de que exista una mayor relación y
colaboración entre asignaturas. Es ilógico que llevemos a cabo una parcelación
de los conocimientos separándolos por materias cuando en la vida real los
problemas no se presentan así. Cuando en la vida real necesitamos enfrentarnos
a algo esto suele requerir la intervención de conocimientos de muchos ámbitos,
siendo incapaces de resolverlo desde un solo punto. El hecho de que existan
estudios que defienden que los niños adquieren un mayor grado de conocimientos
cuando resuelven un problema desde diferentes áreas del conocimiento debido a que
empiezan a crear redes que se entrecruzan y generan una visión más amplia de
una misma realidad es otra razón de peso para no postergar más esta medida.
Parece mentira incluso, que en niveles educativos como el universitario la
tendencia sea de encerrarse uno consigo mismo en su propio despacho para evitar
que otros puedan “pisar” o “quedarse” con tus conocimientos; cuando
colaboraciones entre compañeros, departamentos, facultades y universidades
darían lugar a investigaciones más ricas.
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