La vida es cuestión de ciclos, o
al menos eso parece, si echamos la vista atrás, a unas cuantas generaciones
previas a la nuestra podemos observar como la manera de abastecerse de
servicios estaba basada en la auto gestión. Cada familia tenía sus propias
cosechas, sus animales, preparaba y arreglaba sus ropas y se fabricaba
utensilios. A día de hoy cada vez son más las personas, que si bien de una
forma no tan radical como antes, están volviendo a este modelo. Las razones son
varias: ser más natural, saber lo que se come, tener menor impacto en la
naturaleza…
En este sentido parece que con la
educación pasa lo mismo. Hace unos años la transmisión de conocimientos
dependía de las propias familias, para luego pasar a un modelo en el que este
trabajo se delegaba a los profesionales del sector, a día de hoy cada vez son
más las familias que optan por educar a sus propios hijos en sus casas.
A priori el sistema parece
bastante positivo: clases a medida, tanto en contenidos como en dificultad,
tiempo de aprendizaje adaptado a tus propios hijos, que sin duda sabrán
indicarte con mayor comodidad en que quieren incidir más… Las asignaturas obtienen
un nuevo valor de tal forma que la dedicación no es la marcada por el currículo
académico… No existe problema en cuanto a adoctrinamiento, eso sí externo,
puesto que nadie podrá “introducir” a tus hijos en la cabeza ideas contrarias a
tus propias opiniones.
Son muchas las ventajas, o al
menos eso parece, sobre todo si tu idea de educación no coincide con lo que se
aplica en los centros reglados. Sin embargo, desde mi punto de vista se pierden
otros muchos valores que si existen en las escuelas convencionales.
La relación con compañeros, la
madurez social en sus distintos niveles, el aprendizaje cooperativo, la visión
más amplia de conocimientos, soluciones, dudas y dificultades… son aspectos que
solo se pueden trabajar entrando en contacto con otros estudiantes en un mismo
aula. Independientemente de todas las actividades escolares a las que el niño
acuda, la relación que existe entre iguales en un centro de enseñanza es algo
que están perdiendo con este modelo educativo.
Otro aspecto que también se
destruye por completo es la relación alumno profesor. Los docentes son personas
con la capacidad de influir en la forma de pensar de nuestros hijos, de
abrirles las puertas en ciertos aspectos que complementan y dan alternativas a
la visión de los padres. Centrar la figura de padre y profesor, modelos a
seguir de los jóvenes, en una sola persona es desde mi punto de vista una
desventaja para los adolescentes, pues es eliminar de un plumazo una opinión
diferente, un camino distinto, es capar la capacidad de alternativas.
En última instancia, este modelo
educativo requiere la dedicación en exclusiva de al menos uno de los tutores
del niño, algo que no todos los modelos de familia pueden permitirse, y que
provoca una forma de discriminación más en el conjunto de la sociedad.
En definitiva, puede que las
ventajas en cuanto a comodidad y flexibilidad sean amplias, pero las
desventajas son demasiadas como para defender este sistema educativo.
¡Hola Raquel! Me parece que lo que dices aquí tiene mucho sentido. Estoy completamente de acuerdo.
ResponderEliminarGracias Clara, eso... y que nos quedaríamos sin trabajo ;)
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